No recuerdo cuándo Carlos Altamirano, el máximo dirigente del PS chileno, llegó a Arica.
Pero lo que sí recuerdo es que en un vehículo familiar, propiedad de Rigoberto Soto, éste nos llevó al Aeropuerto ariqueño, a trasladar a Altamirano hacia la ciudad.
En él yo me mandé un “condoro” que aún me causa una semirisa.
Dije, sin querer, que Soto era de la USOPO. Soto se puso rojo y yo enmendé el error. Había sido de la USOPO.
Una vez en Arica nos reunimos en la sede del PS.
Allí Altamirano dijo algo así como: “Todos los compañeros de la FJS que no tengan trabajo que lo comuniquen. Todos los socialistas deben tener una pega para ayudarse a sí y al PS”.
Tuve la tentación de decirle que yo era uno de los cesantes, pero no lo hice.
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