viernes, 1 de noviembre de 2013

CONOZCO LA HIPOCRESÍA DE BACHELET


Por José G. Martínez Fernández.

Michelle Bachelet es el signo de la gran hipocresía. 
Mujer de regular atractivo, cuando joven, inteligente, pero mediocre oradora hasta hoy día, ha aceptado a los pinganillas como sus asesores.
Pinganillas son Osvaldo Andrade, Camilo Escalona, Ignacio Walker, José Antonio Gómez y otros politiquillos de poca monta, porque su figuración se basa exclusivamente en la ausencia de líderes totales, grandes, reales...Todos ya ellos están difuntos. Frei Montalva fue el último de los grandes, mientras su hijo fue el más pequeño de los gobernantes de la historia reciente de Chile.
Esta señora Bachelet es producto fantasmal y extraño del gobierno de Ricardo Lagos Escobar: el hombre del jarrón Corfo de cien millones de dólares que su yerno Rivas y Monasterio se llevaron para la casa.
Lagos la designó Ministro de Salud y luego Ministra de Defensa.
Ella había perdido en una elección de Concejal. Los votos que obtuvo no le dieron ni para presidenta de curso.
Pero la mano siniestra de Lagos hizo el milagro.
Cual santurrón la rescató de las cenizas políticas y la convirtió en figura hasta llegar a Presidenta.
Pero esta mujer tiene un pasado muy poco claro.
Su infamia toca los valores más íntimos del ser humano.
En el caso existe un nombre: Jaime López Arellano que fuera amigo mío entre 1970 y 1971.
Él -según propia confesión de ella- fue su gran amor. Amor de juventud.
Él era Encargado Nacional de la Federación Juvenil Socialista cuando Carlos Altamirano Orrego conducía el Partido Socialista.
López es el mayor traidor que ha tenido ese Partido.
Unos dicen que está vivo; otros dicen que está muerto.
Estando en su exilio alemán Bachelet lo mandó a Chile para que "trabajara por la democracia". 
A fines de 1975 cayó en manos de la policía política de Pinochet.
Él, al menos, le había manifestado a ella el temor de caer en las manos de los esbirros de la DINA.
Pero la joven Bachelet insistió en su propósito.
Detenido en Chile Jaime López  se "quebró" y entregó a decenas de militantes socialistas que trabajaban en la clandestinidad.
Desde entonces están desaparecidos Carlos Lorca (jefe de las juventudes socialistas de entonces), Exequiel Ponce, Ricardo Lagos Salinas y los principales líderes socialistas jóvenes de entonces.
¿Cómo esta señora obvia ahora eso?
Apenas, en algunos medios de comunicación, ha señalado que Jaime era un hombre muy inteligente (cierto) y que seguramente se quebró ante la tortura (cierto); pero no asume su responsabilidad en haberle pedido que viniera a Chile y esa es la causa principal del desmembramiento de la cúpula socialista chilena de entonces y la causa de la desaparición de decenas de brillantes jóvenes.
Michelle Bachelet carga esa mochila, pero no se hace responsable.
Su actitud humana, por lo tanto, es baja.
Jaime López Arellano ha quedado en nuestra historia como un traidor.
Esa es la verdad.
Y la verdad mayor es que Michelle Bachelet Jeria es la responsable mayor de esa tragedia y, aún, pretende ser Presidenta de Chile por segunda vez.
Yo conocí mucho a Jaime. Era un interesante informado político y un mejor orador, pero carecía de coraje a la manera de otros compañeros.
Fuimos amigos y luego rivales.
Él iba por el camino de Altamirano: el de la utópica vía armada; yo creía, aún, en la vía dialogada.
De allí lo que nos distanció en la dirección de la Federación Juvenil Socialista de Arica.
Luego él se fue a Santiago y más tarde se exilió a Alemania, donde se reencontró con su amor, Bachelet.
Desde allá ella, la joven dura del PS, la de figuración menor entonces, le pidió, lo repito, a Jaime que viniera a trabajar a Chile contra la dictadura.
Eso costó la vida a decenas de jóvenes.
La responsable es la dama que hoy, ya madura y olvidada de su aires guevaristas de entonces, pretende, volver al gobierno.